Por Antonio Beneyto
..............El caso es que una vez que acabamos de contestar el cuestionario (ante un público asombrado por ver nuestra insólita acción de estar escribiendo a máquina en la playa) Fernández Molina sacó de una carpeta azul-cartón-gomas-blancas un manojo de holandesas y me dijo: «Mira, léete esto, tal vez te sirva para publicar en tu colección La Esquina». Enseguida me puse a leer el original que me pasó mi amigo. Lo leí de un tirón y luego sin hacer ningún comentario lo abandoné sobre una mesita que teníamos para escribir y me marché a zambullirme en el agua. Pasados unos minutos de nuevo estaba junto al poeta. Seguí un buen rato introducido en un terrible y al mismo tiempo hermoso mutismo en cuanto al original. Le daba vueltas. Lo observaba encima de la mesita. Sentía que debía regresar a él. Y así lo hice: regresé al significativo título que llevaba, Nombres y figura, de Alejandra Pizarnik
...............Cuando lo hube leído de nuevo, le dije a Fernández Molina: «Me llevo este libro para publicarlo en la colección La Esquina"
............De vez en cuando Alejandra Pizarnik me enviaba algunos recortes de prensa en donde se hablaba de ella. Luego, poco después de su muerte, mis amigos argentinos han seguido mandándome también todo aquello sobre sobre la poeta amiga que escribía y publicaba al otro lado del Atlántico. Uno de los últimos recortes que Alejandra Pizarnik me envió era un artículo sin firma de la revista Panorama, 5 de enero de 1971, en el cual el autor hacía una descripción de su departamento en Buenos Aires. Y como pienso que puede ser un signo más, aunque éste sea también externo, para saber quién y cómo era Alejandra Pizarnik no he dudado un instante en transcribirlo: «Entrar en su departamento, en la calle Montevideo, 900 (concretamente al 980) , implica ingresar en un mundo perdido de maravillas, en un cosmos magnético de objetos. Muñecas como agobiadas por sus sueños y tristezas, muñecos destartalados por tormentas secretas, desteñidos afiches (retratos amarillos de tiempos pasados), animalitos de madera y de metal, escapados de alguna pesadilla, muebles insólitamente pequeños, retratos de Baudelaire, Cirlot, Rimaud, Beneyto, Michaux, Breton, diminutas reproducciones de pinturas y dibujos, abandonados en alguna zona de las blancas paredes. Ningún ser, animal, humano o vegetal, ni un mineral siquiera, puede demorarse en ese ámbito como si fuese su morada, con una sola excepción: la de quien creó ese universo inusual, casi aterrador
6 comentarios:
- Que buen biografía vas armando de Alejandra Pizarnik. Muy buen trabajo hecho con mucha admiración y amor. Gracias por lo que me llevo cada vez que te visito. Un beso. Ade
Que lindo blog! Pizarnik es una de mis poetisas favoritas! Seguire leyendo...
Yo también me adentré en este mundo por un instante, me fascina la Pizarnik, e hiciste que viera en lo más profundo de su entorno, un mundo tal vez algo parecido al mío, sin las fotos de Baudelaire claro, ojalá tuviera alguna...
Creo que al final todos los que nos conectamos un poco con el espíritu tenemos de común el medio, las sombras, los pedazos...
Besos miles, y me gustó esta tu otra casa, no encontré ni una telaraña!! :P
interesante...
en maldita solían venir unas fanáticas de Pizarnik. Ahora no vienen porque cada vez que lo hacen salen con el SAME... y andan de rescate las chicas.
Voy a hechar un vistazo a tu blog.
Un beso.
Urrus, el irredento
Alejandra! amante de la noche, locura silenciosa y abismal...
Excelente trabajo Lilya!
Lu
Me fascina a mi tambien el mundo de la poesía y por eso disfruto de averiguar sobre distintas personalidades de este genero. En mi alquiler departamentos buenos aires suelo pasarme mucho tiempo disfrutando de leer a grandes poetas de nuestra tierra
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